Como en toda profesión, la soldadura también tiene sus riesgos laborales asociados. En publicaciones anteriores hemos hablado de la protección de los ojos con la máscara de soldador y de la protección del sistema respiratorio con el extractor de humos.
Una persona que trabaja soldando se podría encontrar manteniendo la misma postura de manera fija y continuada, y realizando movimientos repetitivos. Si no nos damos cuenta podríamos estar favoreciendo la formación de contracturas o lesiones.
Las más habituales son lesiones de espalda, dolor en los hombros, tendinitis, reducción de la fuerza muscular, síndrome del túnel carpiano, síndrome de Raynaud y enfermedades de las articulaciones de las rodillas.
Llevar un modo de vida activo que favorezca el fortalecimiento de la musculatura de tronco, espaldas, brazos y el resto del cuerpo también ayudará a prevenir lesiones.
Con tal de mantener una higiene postural adecuada es necesario recordar en el momento de soldar:
• No trabajar en una sola posición mantenida durante ratos largos.
• Mantener la unión a una altura cómoda
• Utilizar un reposapiés cuando estemos de pie durante ratos largos.
• Tener las herramientas y materiales en lugares de fácil acceso
• Minimizar las vibraciones
• Reducir la velocidad de los movimientos en las operaciones que impliquen repeticiones.
• Mantener manos y brazos a una temperatura adecuada, ya que tendones y músculos fríos son más vulnerables a los pequeños traumatismos.